Era tal la impunidad del vapuleo
que al oír tu voz desde lo lejos
tu esperado olor a torta frita
tironeó mi lengua

Derrumbé mis pies hacia el pasillo
la carne prieta, la mirada íntima

La belleza contenida en un sonido
El enjambre único picó
hermoso y amoroso

Pegoteada
atrapé la miel en un frasquito
y postergué la puerta

Pero entonces
cortesías roncas
invadieron el espacio
desplumaron el amor

Sacudí el empacho
y apilé los restos

engullí el silencio
el abrupto goce, ese roce bruto
que escalfado en el equívoco
se apostaba desafiante

Qué paciencia! Y tan breve!
vencido el lapso
la obsesión rendida se somete:

No hurguetea los rincones
recitando el eco del recreo
no espera ya la vaina
ni la siembra

No mantiene sus caudales
ni la gracia austera
de suavemente
descruzar las piernas

4 comentarios:

paula dijo...

es tal la impiedad con que al corcel domas!

ANINU dijo...

ricohombre!

paula dijo...

iuooo! lo corregiste, me re cabe así
beso

Nippur dijo...

muy bueno, adoro esa tensión suave pero firme que remata en ese final tristemente erótico.

"escalfado en el equívoco" es un gran verso.