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Allí donde comienza la esquina
es la cuadra del no beso
vereda zigzagueante y tropical

casi beso, más que beso
un paso y un baile
un roce galante

La esquina, las ganas
vereda romance
no beso
beso

Preludios

En el final de las cosas,
o tal vez en su comienzo
las palabras escasean

Y son texturas
son ritmos
que se despliegan anchos e impunes

La intemperie extiende sus brazos
y allí, sin previa cosquilla
la palabra me penetra
se hinca en mi pecho

La región es tan vasta
que sofoca
Desde adentro
acá te escribo
acá donde se rompen los bordes
y las palabras se derraman

hay un lago interno, interminable
que gotea severo

Vacío el cartón en la pileta:
Romance de larga vida, como la leche.

Es la cáscara verde de la sandía
y las semillas desparramadas en la mesa
la desazón de lo irrepetible
rodajas de placer ya devoradas

Que se roben mis fantasías! Que se las roben!

Te repito sola.
Los pies, los ojos
las ganas hilvanadas

Te siento
Tu insolencia de siempre requerirme fresca
ese silencio amoroso infinito
esa incomodidad naciente

¿Como será cuando ya no te piense?
Hay un lago interno, interminable
Dejar a un lado la intimidad extraviada

La ficción es y se desarma
no resiste
la experiencia
y la entrecorta

Extraviar la ausencia
Aturdirla
Una fractura discreta

La ficción se vuelve terca
se contorsiona
manotea torpe
jirones de su atuendo

Dejar a un lado el rigor de la memoria

el vestido optimista
y las secuencias mas patéticas

Una fina soledad
desespera
busca sus grietas
aunque solo sean temporarias
Las fauces abiertas
dispuestas como girasoles


Un roce en la multitud

Conmoción



Las fauces hambrientas
girasoles domados
La tarde embebida de besos chuecos
se dispone hospitalaria
a los amantes

ladrones de ruidos
se abrazan
en remolinos sigilosos

La fauna
entre las ciruelas
se alza breve
y devora